Tercera Carta urgente dirigida al señor presidente de la República, doctor Iván Duque Marquez, al presidente Álvaro Uribe Vélez y a los Congresistas del Centro Democrático. Gerardo Jurado Ciro.
Tercera Carta urgente dirigida al señor presidente de la República, doctor Iván Duque Marquez, al presidente Álvaro Uribe Vélez y a los Congresistas del Centro Democrático. Gerardo Jurado Ciro. gerardojurado2017@gmail.com
Asunto: recomendación para complementar y potenciar la brillante gestión del señor presidente Duque, sobre el coronavirus: Proceso político-financiero para enfrentar al coronavirus y evitar una mortandad por el virus o por el hambre:
1- El período abril-junio es el tiempo de las cuarentenas; por lo tanto, las empresas están apagadas y los trabajadores están encerrados (9 millones de trabajadores formales y 14 millones de trabajadores informales); no hay caja activa y los trabajadores no reciben salarios. El período julio-septiembre corresponde a la reapertura productiva; julio produciendo, agosto vendiendo y septiembre cobrando; en octubre entonces estarán activas las cajas; por todo eso resulta necesario que el Gobierno financie 6 meses a los trabajadores y a los empresarios, para salvar así a la economía. Algo que parece imposible, pero que hace posible, Dios, la tierra, el dinero y la decisión política de un Estadista grande como el Presidente Duque.
2- Entonces le recomendamos al señor Presidente Duque ejecutar la salvación social y económica en dos momentos distintos: un primer momento en que el Banco de la República invierte temporalmente -un año- en todos los bancos, y éstos le prestan sin condiciones al sector productivo, formal e informal, con que pagar salarios y gastos fijos por el período abril-septiembre; y un segundo momento para obtener préstamos a 20 años para devolverle la inversión temporal al Banco de la República, y convertir los préstamos de corto plazo hechos a los empresarios, en préstamos a 20 años.
3- Todos los bancos, acatando las directrices financieras del señor Presidente Duque, reciben el dinero invertido temporalmente por el Banco de la República; para garantizar la seguridad de los ahorradores le endosan todo el riesgo crediticio de la crisis al Banco de la República y al Gobierno; por su cuenta y riesgo los bancos refinancian las deudas del sector productivo hasta el 30 de septiembre; y con los dineros del Banco de la República y la garantía del 100 x 100 del Fondo Nacional de Garantías, le prestan al sector productivo, con que pagar salarios y gastos fijos de abril a septiembre.
4- Los bancos han refinanciado deudas por 137 billones de pesos, y como tampoco hay caja deben refinanciar las deudas para vencer desde la fecha hasta el 30 de septiembre; sin embargo, no es conveniente exigirles que financien también y a largo plazo la salvación de la economía, pues, esa podría valer 300 billones de pesos -cifra supuesta- y los bancos no pueden arriesgar el dinero de los ahorradores; además, la salvación definitiva de la economía, demanda plazos de 20 años e intereses de cero o muy bajos, pues, el sector productivo, formal e informal, necesita un tiempo largo para reponerse, para llegar al punto de equilibrio y para volver a crecer.
5- Aunque parezca utópico, este es el escenario que puede producir una sabia y valiente decisión Presidencial: sector productivo refinanciado hasta septiembre por los bancos; salarios de 23 millones de trabajadores y gastos fijos del período abril-septiembre, financiados por el Banco de la República, apoyado por todos los bancos; préstamos de corto plazo hechos al sector productivo por los bancos, con el dinero del Banco de la República, convertidos en préstamos a 20 años, con garantía del 100 x 100 del Fondo Nacional de Garantías, y con cero intereses o intereses muy bajos…; sector productivo en plena actividad buscando primero el punto de equilibrio, para después crecer y capitalizarse, y finalmente cancelar las deudas contraídas a 20 años para salvarse.
6- Esta crisis social y económica, única en la historia de la humanidad, debe enfrentarse con la presencia de Dios y cuatro armas fundamentales: decisión política, tierra, dinero y solvencia económica: a modo de ejemplo conjeturemos y con cifras supuestas digamos que el país posee activos por 900 billones de pesos, pasivos por 200 billones y patrimonio neto por 700 billones; siendo así, tiene una solvencia económica de un 77.77%, y esa solvencia puede descender sin peligro a un 40%; puede entonces endeudarse a largo plazo en 340 billones, sin comprometerse peligrosamente, y su balance quedaría de la siguiente manera: activos 900 billones de pesos; pasivos 540 billones; patrimonio 360 millones y solvencia económica de un 40%.
7- Colombia padece una enfermedad invisible y contagiosa, sin vacuna hasta el momento, y solo tiene dos Remedios alternativos y simultáneos para enfrentarla: cuarentena para retardar el contagio y salvación económica. El Presidente Duque y los científicos de la salud están manejando bien la cuarentena. El Presidente Duque y los financistas están manejando bien la salvación económica a corto plazo. Sin embargo, deben concebir un plan de largo plazo para consolidar la salvación económica, porque los empresarios todavía convalescientes no pueden pagar los préstamos temporales de salvación, y los banqueros sobregirados no resisten una cesación de pagos.
8- Poseemos tierra noble, valiosa y fecunda; capaz de salvar al sector productivo; solo se necesita determinación política y rapidez para tomar decisiones. Hay tierra abundante en Colombia y dinero suficiente en el mundo, pues, el dinero especulativo forzosamente se está desplazando hacia el capital productivo. Para fusionar esas dos riquezas se precisan grandeza y determinación; las que tiene el joven y visionario Presidente Duque; el Presidente con la ayuda de Dios y asesorado por médicos y economistas, va a salvar en Colombia a los colombianos, aplicando sabiamente el sincretismo derivado de la tierra y el capital.
9- Para consumar el segundo momento de la salvación económica, le recomendamos al señor Presidente Duque constituir una Fiducia Mercantil en Garantía, con tierra de la Nación fideicomitida, para que ésta se endeude a 20 años e invierta en los bancos a 20 años, y los bancos le devuelvan la inversión al Banco de la República. Si la Fiducia Mercantil en Garantía que privilegia y facilita la parcelación de las garantías, y la vinculación de un número indeterminado de acreedores, obtiene préstamos a 20 años de plazo y ese dinero lo invierte en los bancos a 20 años de plazo, automáticamente los préstamos que los bancos hicieron al sector productivo a corto plazo, quedan convertidos en préstamos a 20 años de plazo; tiempo suficiente para alcanzar la recuperación social y económica.
10- “La fiducia en garantía es un convenio mediante el cual se amparan obligaciones de un deudor -llamado fideicomitente, fiduciante o constituyente- a favor de uno o varios acreedores -fideicomisario o beneficiarios-, mediante la transferencia de la propiedad de un bien o bienes determinados a una sociedad fiduciaria, sometida al control y vigilancia de la Superintendencia Financiera de Colombia. Los bienes se traspasan a un patrimonio autónomo y, en caso de incumplimiento de la obligación estipulada, se procede a la enajenación de los mismos de acuerdo a las instrucciones del constituyente, para pagar al fideicomisario o beneficiario lo adeudado, bien con el producto de la venta o bien mediante la figura de la dación en pago”.
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