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“Maduro juró cumplir con la Constitución ante una entidad diferente a la definida por la Constitución. No creo que pueda aguantar mucho. Ojalá su salida lleve a la democracia y no a otra dictadura”.
2- Nicolás Maduro acaba de subir el salario mínimo de 4.500 bolívares a 19.800 bolívares. Sin embargo, la economía de Venezuela decreció un 18% durante el 2018. Y el F.M.I prevé un decrecimiento del 5% para 2.019. Los venezolanos tendrán más dinero en el bolsillo, pero, de nada les servirá puesto que, los supermercados están vacíos, pues, no hay producción de alimentos.
3-El aumento del salario mínimo de 4.500 bolívares a 19.800 bolívares genera un efecto psicológico y positivo, pero, momentáneo. Como el placebo. Al incrementarse de manera súbita el dinero circulante, se produce una presión desmesurada sobre las pocas existencias en los supermercados y de inmediato los precios se trepan. Si antes de subir el salario mínimo la inflación era de un 3% diario, ahora será de un 4 ó 5 ó 6% diarios. La situación económica para los venezolanos, será entonces de imposible manejo. Por eso Maduro no aguantará ni ellos tampoco.
4- Aumentar el salario mínimo de 4.500 bolívares a 19.800 bolívares, es poner a circular 15.300 bolívares más por cada salario, esto es, lanzar 15.300 bolívares ansiosos para adquirir sobre un decrecimiento productivo de un 18%. ¿Resultado? Una inflación disparada. Una inflación imparable. Para que esos 15.300 bolívares encontrasen alimentos en los supermercados, sería necesario incrementar la producción y la oferta de panela, arroz y leche…, por lo menos en una cantidad igual, y eso es imposible de lograr con un decrecimiento económico del 18%.
5- Un aparato productivo bajando es imposible recomponer o revertir en 24 horas. Recordemos que la producción se deriva de la fusión, capital-empresario-trabajador. Y Maduro desterró al capital y colocó muros infranqueables para que el capital nuevo no pudiese entrar. Ahuyentó al capital y a los dueños del capital. Y así desbarató un 66% del sincretismo productivo. Y a los trabajadores los sacó cojeando, enfermos, tristes, hambrientos y desilusionados, 34%. La tarea de resucitar la simbiosis productiva, capital-empresario-trabajador, únicamente puede consumarla un gobierno afecto a la democracia liberal y Nicolás Maduro está ubicado en las antípodas del capitalismo y por eso está perdido.
6- Antes del aumento del salario mínimo de 4.500 bolívares a 19.800 bolívares, la inflación venía aumentando en un 3% cada día. Después de este incremento del salario mínimo y ante el decrecimiento persistente de la economía, un 18% durante 2018, es dable esperar que la inflación siga creciendo, como mínimo, a un 4% cada día. Sólo falta entonces que Nicolás Maduro, presionado por su propio desespero, decida aumentar el salario mínimo todos los días, aunque con ese montón de bolívares, los venezolanos no puedan comprar nada, puesto que, la producción continuará decreciendo. El mundo entero está advertido que un tsunami, social, político y económico, se precipita inexorablemente sobre Venezuela.
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